miércoles, 30 de marzo de 2011

CONCLUSIONES DE LA II JORNADA DE HOSTELERÍA

“Motivación para la excelencia”
El objetivo que se persigue con estas jornadas consiste en poner en valor el trabajo del sector hostelero, ante la sociedad y ante los propios trabajadores del sector.
En España pese a la importancia del sector, no sabemos valorar el trabajo de los que nos reciben, nos atienden y nos sirven.
La excelencia radica en la persona, y no se logra solo adquiriendo conocimientos técnicos, exige el hábito del trabajo bien hecho, que la persona tenga asimiladas en su obrar de cada día, las virtudes domésticas.

La crisis que estamos viviendo nos exige recuperar la vocación de servicio.

La clave de la excelencia está en manos de los trabajadores del sector. No son las lujosas instalaciones, las inversiones potentes o el marketing los que nos van a sacar de la crisis. Ayudarán por supuesto a atraer clientes, pero lo realmente importante es la cara y la actitud de nuestros empleados, su sonrisa, lo que conseguirá que el cliente esté más o menos satisfecho de su experiencia en nuestra casa.

Es por ello imprescindible entroncar con las capacidades del ser humano, acumulando virtudes, como hábitos operativos de servicio a los demás.

La base de la profesionalidad excelente está en primer lugar en el cultivo de las virtudes, solo secundariamente nos encontramos con la preparación técnica. Lo primero que tenemos que cuidar lo humano, lo técnico siendo importante no es lo primordial.

Diríamos por tanto que lo virtuoso constituye el eje de lo profesional, el alma de lo profesional.

Además la crisis que vivimos no es coyuntural, va a exigir grandes cambios que van a afectar a un cambio en el estilo de vida.
Esta transformación pasa porque las necesidades de nuestros clientes serán diferentes.
La búsqueda del beneficio inmediato, el cortoplacismo, ha dado al traste con la sostenibilidad de un gran número de empresas en todo el mundo.
Está despertando una sociedad nueva. Es preciso recuperar los valores humanos, volver a lo sencillo al respeto a la naturaleza y al hombre.
Las virtudes de la hostelería son las del servicio a los demás, a las que tenemos que acudir para aprovechar la oportunidad del momento.
Siguiendo a Don Leopoldo Abadía: lo más importante de la crisis no es lo económico, es una crisis de decencia. Los que aparecen ahora como viejos valores resulta que son los valores de siempre, los permanentes.
Empecemos por formar a nuestra juventud sobre la base de estos valores para que arraigue en ellos un espíritu de austeridad y fortaleza.

Disponiéndonos todos a trabajar bien y abundantemente.


Con ingenio, buscando oportunidades donde las haya, por pequeño que sea nuestro negocio.


Sobre la base del conocimiento profundo del ser humano y apoyándonos en la virtud del servicio a los demás.

Valorando cada vez más el trabajo manual bien hecho, considerándolo en sí mismo un medio para perfeccionar al hombre, para que éste pueda darnos lo mejor de sí mismo.
Todo es fácil de hacer cuando se sabe, pero lo difícil es conseguir que nuestros empleados busquen la excelencia en las cosas sencillas y que además se dediquen a servir a los demás con cariño.
Lo primero pasa por dignificar las habituales tareas domésticas de todo tipo que son las habituales en nuestro sector.
La crisis general de la economía la está sufriendo especialmente el personal menos cualificado como ha comentado don Joan Gaspart, cuando se ha referido a la desaparición de los maleteros del hotel.
Pero la realidad es que las empresas no son solo de los empresarios, son también de sus trabajadores. Y en este sector todos los negocios son de personas, la motivación de los empleados es básica.

No podemos dejar de lado la creatividad, necesaria para resolver los múltiples problemas y detalles que hacen nuestro servicio diferente.

Se trata de que nuestros empleados atiendan como lo harían en su propia casa. El talento verdadero de los mejores empleados del sector está en su actitud de servicio.
El sector requiere además incrementar la productividad de sus empleados y la flexibilidad o adaptabilidad de su jornada de trabajo. Sin descuidar la unidad entre los empresarios del sector para afrontar conjuntamente con la Adminitsración, la promoción de las zonas turísticas y llevando la iniciativa en esta área.

Karen Sanders nos ha recordado la importancia del amor al trabajo y que la diferencia del servicio de una empresa a otra está en el trato humano. Que podemos y debemos hacer líderes de personas normales.
Y que para potenciar a nuestra gente lo primero que tenemos que hacer es darles mensajes claros de lo que esperamos de ellos, escucharles y predicar con nuestro ejemplo. Tratarles con afecto, que estén conectados íntimamente con nuestro negocio, dejarles que trabajen con autonomía en su ámbito, que sean ellos mismos, reconociendo la especialidad y los conocimientos de cada uno y asignándoles un rol definido en la organización.

Julia Prat también ha coincidido en la importancia del trabajo bien hecho y de las exigencia éticas que llevan al éxito. Ha recalcado la fuerza que supone tener objetivos que no sean solo económicos. El proyecto global para alcanzar el éxito además de incorporar procesos probados debe aportar un fuerte componente espiritual con valores arraigados. Como ejemplo ha destacado la ejemplaridad de los líderes y el espíritu de equipo, así como la importancia de cuidar al cliente interno. En algunas experiencias exitosas existe un fuerte componente de cooperación e igualdad de trato dentro del equipo tanto en aportación de ideas como en la retribución, con independencia de quién es el jefe o el que ha generado el negocio.
Ha destacado que además de las competencias técnicas debemos contemplar las personales del equipo y las interpersonales, el componente humano por lo tanto es fundamental.

Para doña África Bértiz un buen servicio genera siempre un gran beneficio.
Dentro del sector destaca las ventajas de la internalización, es decir que la empresa desarrolla las tareas domésticas con personal propio. Por este medio se consiguen dos cosas: incrementar la calidad del servicio y la implicación del personal en los objetivos de la empresa.
Lo más importante para conseguir la excelencia que se busca consiste primero en formar bien al personal para después delegar las tareas, constituir pequeños grupos de trabajo con mucha interacción interna. Grupos con vida propia más que un jefe con varios dependientes. Protocolos de trabajo mejor que órdenes y mucha comunicación para dar cabida a las iniciativas y poder mejorar diá a dia los procesos operativos de nuestra empresa.
Recalca que no se puede minusvalorar el trabajo de limpieza. El personal debe seleccionarse con rigor, con cualidades para este trabajo y hacerle un plan de acogida para que se integre en la cultura de la organización.

Para don Juan Pablo Felipe la crisis es un reto, una oportunidad de negocio. Es fundamental adaptarse a la realidad del momento sin dogmatismos ni vanidades. Propone además elevar la gastronomia al nivel universitario.

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