Todas las profesiones son igualmente importantes, porque todas prestan un servicio a la sociedad y a cada uno de sus miembros, en la medida en que contribuyen a crear el entramado social que permite la convivencia y un cierto bienestar, desde el cual se puede aspirar a una realización personal, que es nuestro objetivo. En definitiva, todas las profesiones se orientan al servicio de la persona. Unas indirectamente, como las ingenierías, que nos abren caminos que permiten desplazarnos cómodamente; y otras más directamente, como la hostelería o la medicina, que se dirigen primariamente a las personas. Parece que en estas últimas alcanza su pleno sentido el significado de profesión, que equivale a servicio, a facilitar la vida, la convivencia y el desarrollo personal. La sociedad corresponde dándoles una acogida de prestigio y valorándolas altamente.
Es importante tener en cuenta que este trato directo con las personas requiere de múltiples habilidades y, como consecuencia exige, además de una honda preparación profesional, el conocimiento de otras ciencias, como la psicología, los idiomas, la oratoria, etc. que la hacen más eficaz. Por eso ninguna sociedad alcanzará un grado de alto desarrollo si no se cuida la formación personal de las personas que trabajan directamente en el cuidado de las otras. Una cadena de hoteles (Carlton) tiene como lema para sus empleados: “Somos damas y caballeros que atendemos a damas y caballeros”. Es un lema que sirve para manifestar claramente la dignidad de la persona que sirve y de la que es servida, porque en cuanto a dignidad no existe ninguna diferencia.
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